domingo, 24 de febrero de 2013

DESPEDIDAS





   En capilla. Cuenta atrás. Todo solucionado. Casa vendida. Todo liquidado. Y yo, insoportable. Debería estar flotando entre nubes de colores, disfrutado del momento, y sin embargo, no me aguanto ni yo. Estoy inaguantable. Todo me estorba, todo me molesta. Y es que yo ya lo que quiero es irme.

    Y además, no estoy normal. Ya, ya se lo que estais pensando muchos (muchas) al leer esto, que mi umbral de normalidad nunca ha estado donde la media, pero es que me ha dado por la vida contemplativa. No es que me moleste, pero, la verdad me sorprende. Me quedo medio catatónica mientras, por ejemplo, me tomo el café del desayuno. Soy capaz de estar horas desayunando, mirando al vacío y disfrutando mi café. Y no sólo en casa. Me ha dado por sentarme en las terracitas, sobre todo si hay una recachita* al sol, o un rincón acogedor si hace frío, y ver pasar la gente, la vida. Como los moros en los cafetines de Marruecos que se pasan horas sentados así.

   Lo peor es que no me molesta en absoluto, al contrario, me encanta. A lo mejor esto es la felicidad. 

   He estado en Valencia para darles un achuchón a mis sobrinos antes de irme. Y a su madre, claro. Un reencuentro muy deseado.  Me apetecía un montón. Creo que tendría que comprarme tres o cuatro cuerpos más para que me cupiera todo lo orgullosa que estoy de ellos.
    Es una sensación curiosa cuando conoces a alguien desde que nace, ver como se convierten en tíos cabales, en personas maravillosas a las que querría tener en mi vida aunque no fuesen nada mío. El pequeño (que ya tiene 23..), cuando nos despedimos me dijo muy serio:
- Tía, si te dan ganas de volver, recuerda por lo que te has ido”. No sé a quién salen tan juiciosos. A su tía no, desde luego.
Foto: la paella, como en Valencia... en ningún sitio.
   Y luego, más despedidas. Supongo que ahora yo debería decir que no me gustan las despedidas, que son muy tristes y tal. Pero mentiría. Evidentemente las circunstacias acompañan. No es lo mismo despedir a alguien que se va a un destino no deseado que despedirme a mí, que voy a cumplir un sueño.
   La despedida malagueña en La Tranca, por supuesto. Inmejorable, como siempre, en todos los aspectos. Y luego, música en directo en el Zzpub.

   Me encanta la música en directo. Desde que era una niña he sido siempre de los que se van detrás de la banda del pasacalles, como una ratoncilla de Hammelin detrás del flautista. Aunque más apropiado sería decir que me gusta la música, a secas.

    La música ha sido y es una parte importantísima en mi vida, me a acompañado en los momentos más amargos y en los más dulces, y siempre ha estado ahí, como una compañera leal que nunca, nunca me ha fallado. Además, tengo la inmensa suerte de poseer unos gustos bastantes eclécticos y una curiosidad sin límite que me ha proporcionado satisfacciones

inesperadas en los sitios más insospechados. Y no solo en la música, la verdad.
    La curiosidad diría que es uno de mis más preciados bienes, casi la podría considerar una virtud. El caso es que desde mi más tierna juventud, llevo peregrinando de un sitio a otro para disfrutar de éste o aquél concierto, y aunque en ocasiones es decepcionante, la mayoría de las veces suele ser una experiencia bastante satisfactoria, y de vez en cuando se produce uno de esos milagros y tienen lugar momentos absolutamente mágicos, irrepetibles y emocionantes que yo atesoro en mi “cajita de recuerdos felices” y de los que me alimento para ir sobreviviendo a la vida.

   Y la despedida marbellí, fantástica también. El Arkadia perfecto, como siempre, un refugio de buena comida y buen rollito. Y luego copita en el Puerto, rodeada de gente a la que quiero. Qué más se puede pedir. Bueno, siempre hay alguna ausencia dolorosa, pero así es la vida.

*Para los que no sois malagueños. Dícese de un rinconcito pequeño, al sol y resguardado del viento

  

4 comentarios:

  1. Encontré tu blog porque soy lector habitual de Aniko. Leí tu comentario y me pareció sorprendente tu valor. Me he leído todos tus posts hasta el momento. Tu valor ha hecho que te ganes un seguidor = ) ¡Animo con todo, estaré atento de tus posts!

    Saludos desde México

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    1. No sabes la ilusión que me hace tener un lector en México¡ Es maravilloso que aún estando tan lejos, haya tantas cosas que nos unen.Besos

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  2. podría copiar, de cabo a rabo el comentario anterior...pero tengo una sutil diferencia, jajaj, yo también tengo 50 !!! y he dejado mi vida, he liquidado todo y me compré una Kombi Vw, la que, de a poco estoy poniendo a punto para ESE viaje. Bueno, no quiero aburrirte, ya te contaré más de mi y de mi viaje que, espero, tenga alguna similitud con el tuyo...por ahora, te deseo que la vida te de esa oportunidad. Saludos, Marcelo.

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    1. Bravo Marcelo¡. Seguro que tú también has tomado esa decisión después de desear hacerlo durante mucho tiempo. Yo tuve durante unos años años una autocaravana y te aseguro que es una de mis formas preferidas de viajar, Me encantará que me cuentes todo y que me tengas al día de tus avances. Besos¡

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