sábado, 16 de marzo de 2013

DE BANGKOK A AO NANG Y KO LANTA


Desde el Ford T hasta hoy, tienen cualquier pieza. Eso sí, un poco oxidada.




  Sigo sin ser capaz de apañarme con mi nuevo e-book, el cable que me han vendido para la cámara no funciona, la cámara, además, se ha terminado de romper. Ya estaba tocada desde que le entró arena en el desierto y aquí ha terminado de morir. Las fotos del móvil a veces soy capaz de pasarlas al ordenador y otras no. Imposible reactivar mi antigua cuenta de skype ni abrirme una nueva. Qué suerte tenían los viajeros decimonónicos que no tenía que preocuparse de wifis, cables, móviles y demás pamplinas. Sólo decidir su destino, subirse en un tren, en un burro o en lo que hubiera a mano, y tirar pálante. Seguro que W. Irving no tenía problemas con su cuenta de Skype¡ Ni Byron con su e-book.

   La inmersión vespertina en Chinatown fue toda una experiencia. Es difícil describir semejante amalgama de gente, puestecillos, comidas, gritos, olores…Un espectáculo hipnotizante.







Fanta azul. Será de piña, como los sugus azules?












Monjes quemando ofrendas de incienso en un templo de Chinatown


   Me encanta observar a la gente, y no sólo cuando estoy de viaje. Cuando estaba en mi trabajo, jugaba a adivinar la profesión,el  estado civil, edad y demás datos de alguna persona que entrara por primera vez por la puerta. Y tantos años de práctica se convierten casi en una deformación profesional. Cuando estoy en la cola del super, por ejemplo, me encanta cotillear las comprar ajenas. O cenando en un restaurante, mirar las parejas si hablan mucho o poco, si se miran, adivinar cómo será su relación, cuánto tiempo llevan juntos. Y en el metro, por ejemplo, soy incapaz de no curiosear el título del libro que lee el pasajero de enfrente, a veces incluso haciendo los escorzos más ridículos. Lo paso fatal si me pillan, pero es que lo hago casi sin darme cuenta.

   Y claro, cuando estoy de viaje, esto se me agrava. Me quedo mirando a una vendedora ambulante, por ejemplo, y me pongo a imaginar dónde y cómo vivirá, cómo será su familia. A veces me quedo colgada de la cara de un abuelo, de la risa de un niño… pero soy incapaz de interactuar. Me quedo ahí, imaginando, con una sonrisa de pasmada y chocando con todo bicho viviente que se cruce en mi camino. En fin. Si no he vencido mi timidez patológica a estas alturas, dudo mucho que lo vaya a hacer nunca. Pero no tiro la toalla aún, de verdad.

  El wat Phra kaew se nos resiste. La primera vez, llegamos tarde y la segunda pilar no iba adecuadamente vestida(hay que llevar pantalón largo y no llevar manga sisa), pero a la tercera va la vencida. Es una maravilla, pero hay demasiados turistas y esto, a cualquier sitio, le hace perder buena parte del encanto.


   Me encanta utilizar el barco para desplazarme por la ciudad. Es muy buen medio de transporte para ir a un montón de sitios y muy barato.También me gusta muchísimo que haya orquídeas por todas partes. Y nenúfares. Y plumarias, como en mi tierra.
Wat Arun desde el río
   Y omnipresente, la foto del rey. No sólo en las tiendas o en las instituciones. En todas partes. Por las calles, avenidas, estaciones de tren. Del rey, o de algún miembro de la familia real. Lo adoran casi como a una especie de deidad. Y ojito con hacer alguna broma o algún comentario fuera de lugar, porque te puedes encontrar en un aprieto.


   Estoy enamorada de los altarcitos que ponen enfrente de todas las casas. Me parece encantadores, como una casita de muñecas. Parece ser que por aquí mezclan bastante el budismo con el animismo, que sostiene la creencia de que todo está habitado por un espíritu, tanto los seres vivos como los ríos, los bosques, los árboles. Incluso las piedras. Y como hay algunos bastante traviesos, y otros hasta con bastante mala uva, construyen estos simpáticos altarcitos dónde le hacen ofrendas de comida, flores y aguan para mantenerlos entretenidos y que no penetren en las casas a hacer de las suyas.
   Y también me gustan mucho los caracteres thai. Aunque me de mucha rabia no enterarme de nada, reconozco que estéticamente me parecen preciosos. Son... como describirlos?Suaves y elegantes. Me gusta mirarlos.

   Pensaba que iba a encontrar más contraste entre el bullicio de Bangkok y las islas, pero es temporada alta y, la verdad, no se nota mucho la diferencia. Aún así, el paisaje es tan arrebatadoramente hermoso, con esos mogotes abruptos que emergen por cualquier sitio, y el mar tiene unos colores tan increíbles, que este paréntesis de “vacaciones dentro de las vacaciones” resulta delicioso. La temperatura del mar es perfecta para mí, aunque a Pilar y Dani les resulta demasiado cálida.
   La zona donde estamos, en la isla de Lanta, es una playa enorme salpicada de chiringuitos en plan jamaicano, a cual más bonito y original. Y de noche se llenan de lucecitas y antorchas que le dan un ambiente encantador.
   Un día hemos ido a hacer canoa en un paraje que se llama Ao thalon. Precioso. Y otro hemos hecho una excursión a las islas Phi Phi y a hacer snorkel, pero la mayor parte del tiempo hemos estado tirados disfrutando del mar. Es como sumergirte dentro de un a esmeralda.



Hay unos bichitos que viven bajo la arena y sededican a hacer curiosos dibujos con bolitas



Maya bay. Precioso, pero más gente que en la guerra




   Yo doy largos paseos por la orilla siempre que puedo. Sobre todo al amanecer, que parece que esté todo recién limpio y a estrenar. Es un momento que me encanta. No hay espectáculo comparable a un buen amanecer o una buena puesta de sol. Y estamos viendo algunos increíbles. Es una pena que las fotos no puedan captar todos los matices que van adquiriendo el mar, el sol, las nubes.




   Por esta zona parece que se ha impuesto el concepto de” hora feliz” en la mayoría de los baretos,aunque curiosamente suele durar toda la noche. Nosotros nos dedicamos a brindar porque todas las horas sean felices de ahora en adelante.
   Da que pensar ver a prácticamente todos los clientes de un bareto maravilloso, al lado de una playa paradisiaca, abstraídos cada uno en la pantalla de su ordenador o su teléfono. Es difícil de creer pero es así. Y yo la primera. Nunca imaginé que fuera tan difícil desconectar, sobre todo teniendo en cuenta las ganas que tenía de hacerlo. No hay excusas, pero muchas veces, al menos en mi caso, es que te pueden las ganas de compartir con los amigos algo curioso o especialmente bonito. Supongo además que nos dejamos llevar por la inercia de nuestras vidas “normales”, por decirlo de alguna forma.

   Hay un montón de gente muy joven de todas las nacionalidades pululando de bar en bar y a Pilar le ha dado por preguntarse que de qué vivirán. “pues de sus padres, de que van a vivir”. Pero ya se ha convertido en frase institucional de las islas y a cada rato nos miramos y nos preguntamos de coña “Y esta gente, de qué vivirá?”.

   Hay muchísmos musulmanes en esta zona, y me produce una sensación rara escuchar al muecín desde mi habitación. Es curioso.Como si algo no encajara.

   La vuelta a Bangkok es toda una odisea. No podemos volar directamente desde las islas hasta Camboya, como nos hubiera gustado, y tenemos que volvera la capital. He perdido la cuenta de cuantas furgonetas hemos tenido que coger, embutidos entre un montón de mochilas enormes y sus propietarios. El “big bus” de Krabi que nos prometieron hemos decidido que es una leyenda urbana. Llegamos a coger el tren nocturno de Surat Thani casi por los pelos, pero una vez en la estación vemos que nuestro tren lleva más de tres horas de retraso. Nos ofrecen cambiar de tren pagando algo más de dinero, porque ahora iríamos en primera y aceptamos. Yo no tengo del todo claro que no sea una triquiñuela para sacarnos más pasta, pero la diferencia de precio no es muy grande y se supone que iremos mejor.
en la estación de autobuses de Krabi

  Me averguenzo de confesarlo, pero todavía no sé decir ni hola, ni gracias, ni por favor en tailandés. Mira que intento memorizarlo, pero nada.Es que es muy largo¡ Seguiré intentándolo. Estoy perdiendo facultades.
   
  Y en cuanto a mí, bueno. Me siento como una cesta a la que hubieran vaciado de todo su contenido. Como
si me hubieran puesto el contador a cero. Como si me hubieran hecho un reset. Como una hoja en blanco. Más que como una hoja en blanco, como un cuaderno de espiral del que hubieran arrancado todas las hojas que estaban escritas. Y había muchas,  muchas hojas escritas. Más de la mitad el cuaderno. Sólo espero haber tenido la picardía de  que haya dejado alguna que otra  anotación en las pastas del cuaderno, para no olvidarme de algunas cosas y no cometer otra vez los mismos errores.




3 comentarios:

  1. A partir de ahora mismo "...sí hay comentarios", jaja.- Lamento no poder extenderme en ejercicios descriptivos de paisajes, personas y mundos lejanos.Lo mio es mucho mas prosaico, no vanal, prosaico. Mi querido Joseph, pepe, Conrad ya llenó los intersticios de mi reñida conciencia del mar y de los ríos. El agua es muy humeda. Y ocupa mucha superficie. La dejo donde está y procuro no olvidarla. Tu gata bien. Tu mdr diciendo que no sabe de ti. Y aquí peleando con el sky con 1 incongruencia. Pero se conseguirá. Pronto habrá imagen y sonido. Maldita sea. Digo yo. Un saludo en la distancia para ti y el mundo de la aventura. No hay que ser barbudo y explorador para corretear por el mundo. ¡¡Buen camino¡¡

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    1. La imagen da igual. con el sonido será suficiente

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    2. ¡¡Uyyy lo que has dicho¡¡
      ¿cómo va a dar igual la imagen si irá en el mismo canal conectado a voz?
      Bien, tu sabrás, para eso estás en el extranjero.
      Y a otra cosa. Recibí ebook del SAT, amables a tope. Marca recomendable, ya lo creo. Amigo edu tiene uno igual. Ahora me dejarán un mp3 para elegir libracos. Y es mío, jeje.
      Un saludo a viajeros simpáticos pilar&dany y a simpatica viajera fátimareina.

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