sábado, 27 de julio de 2013

WELLINGTON,NELSON,GLACIARES



   Volví a perder un autobús. Además, con la mala fortuna de que se trataba de un trayecto bastante largo, pero al final lo pude solucionar por 35 dólares , así que no fue tan grave. Resulta que confundí la 01.am de un día con otro. Siempre me hago un lío con eso. Pero me gustó mi reacción. Sin preocuparme demasiado, busqué una solución y ya está. He decidido que no voy a preocuparme por nada nunca más. Es una pérdida de tiempo.
 

   Como en Auckland, aproveché e tiempo para conocer algún sitio que se me hubiera quedado en el tintero: Huka Falls y  a los cráteres de Marte. Huka no tiene una caída muy  espectacular que digamos, más bien nada espectacular, pero su atractivo reside en la fuerza increíble que lleva allí el agua. Siempre me resulta hipnótico contemplar el poder de la naturaleza, y  en este sitio se hace evidente. En cuanto a los cráteres de Marte, es verdaderamente curioso ver toda una zona llena de agujeros humeantes. Es un paisaje extraño, inquietante, pero atractivo. No tenía previsto ir, pero le caí bien al conductor, un maorí sexagenario supersimpático y me llevo gratis.







   Para variar, llegué a Wellington de noche, pero afortunadamente, no tuve demasiados problemas para dar con el autobús que me llevaba al albergue.Uno de la cadena Base, muy correcto, como siempre. De todas maneras, prefiero sitios más pequeños. Los Base o los yha están muy bien en cuanto a servicios y ubicación, pero al ser tan grandes, resultan a veces un poco impersonales.

   En Wellington coincido felizmente con  Begoña, mi nueva amiga chilena. Visitamos juntas el museo Te Papa, muy interesante. Además, como llueve y hace mucho viento, hasta apetece quitarse de la calle. Nos contamos nuestras vidas. Es una chiquilla encantadora,y nos ha invitado a mí  y a Isa ( con quién espero encontarme pronto en Santiago) a su casa en Valpo, como ellos llaman a Valparaíso. No es pregunta, dice. Un cielo.

  Hay algunas zonas cortadas por el terremoto, incluso el museo ha estado cerrado durante unos días, pero por lo demás todo normal.

   Por la tarde quedamos para tomar unas cervezas y aprovecho para celebrar mi santo acompañada, aunque en realidad no es hasta el día siguiente. Begoña dice todo el tiempo que Wellington le recuerda muchísimo a Valparaíso. 






  Al día siguiente, ferry hacia la isla sur. Siempre que empiezan a hablar por un megáfono y no me entero de una sola palabra, me pregunto si estarán diciendo algo realmente importante, del tipo "prepárense para una colisión inminente con un iceberg", o algo así. Miro a la gente y si veo que reaccionan más bien con indiferencia, me imagino que no es nada grave. 
   

   La adversidad hace extraños compañeros, y yo últimamente me comunico bastante con los bebés. Estamos en parecidas circunstancias. Ellos, como yo, quieren hablar, pero no pueden, así que me miran, con esos ojos azulísimos que se gastan muchos de ellos por aquí, y mantenemos conversaciones visuales del tipo:

- Es duro, eh?, querer hablar y no poder.

 -Sí, les respondo. Saber lo que quieres decir pero no poder decirlo. A veces rompo a hablar en mi idioma aunque no me entiendan. Al menos me desahogo, le digo.

- Toma,y yo, me dice el bebé con los ojos. Pero no se enteran de casi nada.

-ya.

-Lo peor es que yo tampoco les entiendo a ellos

-      Ni yo

-      Ánimo, me dice despidiéndose con una manita regordeta. En un año dicen que ya podremos comunicarnos¡

-      Adiós, compañero
   
   En Nelson, donde llego, nada de frío. Yo, por supuesto, iba forrada de ropa y pasé un calor horrible hasta que llegué al hostel. Un sitio precioso, por cierto. Y dentro de su atractivo está que te invitan a pudding de chocolate y helado por la tarde. Nadie pensará que eso fue determinante a la hora de elegirlo, no? El desayuno también es estupendo, con mermeladas caseras deliciosas. Uhmmmm.

   En cuanto llego me voy a dar una vuelta por la ciudad, porque por un error de cálculo de la chica que me reservó los trayectos, parto mañana hacia Franz Joseph. Tampoco es que me importe mucho. En realidad, la parte más bonita e interesante de estos desplazamientos es el desplazamiento en sí, a través de paisajes espectaculares. Hoy hemos atravesado el parque nacional de Abel Tasman y ha sido increíble. Montañas, valles, ríos, lagos. Un recreo para la vista.

    Doy un paseo por el río, precioso, y por unos jardines, que no son nada del otro jueves. Visito la joyería de Jensen, el creador de las joyas del Señor de los Anillos. Tampoco me parece nada del otro mundo, la verdad. Llego al hostel casualmente justo a tiempo para el pudding, jejjeee.



   En la sala común hay una chimenea enorme y consigo instalarme junto a ella hasta que me acuesto. En la habitación he coincidido con los chicos ingleses que hicieron rafting en Waitomo y que también hicieron conmigo el Tongarino. Bromeo con ellos diciéndoles si es que me están persiguiendo. En la habitación hay también un chico alemán que está trabajando en Nelson y que habla inglés aún peor que yo. Eso me encanta.

   Madrugón y bus a Franz Joseph. El trayecto, como de costumbre, una maravilla, aunque está nublado y lloviznando todo el tiempo. Voy con un señor norteamericano que se hospedaba en el mismo albergue que yo en Nelson,y que casualmente estudia español.
  
   He decidido que no haré la caminata por el glaciar. Es muy cara y no estoy nada convencida de que merezca la pena. Así que decido hacer algunas de las rutas que rodean el glaciar y visitarlo andando. Prefiero ahorrar mi dinero para ir a Milford Sound, la zona de los fiordos en el sur de la isla sur, valga la redundancia, que tiene muy buena pinta.

   Aviso a viajeros: si alguien tiene proyectado ver glaciares, que no vea el Perito Moreno hasta el final. Después de ver semejante belleza, cualquier otro glaciar parece una porquería. No puedo decir que esté decepcionada porque me esperaba algo así, pero la verdad, el Franz Joseph no me parece gran cosa. A lo mejor, la caminata por el hielo es más impactante, sobre todo si no has andado nunca sobre un glaciar, pero desde luego visto desde los senderos que llevan hacia él, no es nada espectacular. Además, no te puedes acercar , hay que verlo desde muy lejos. Y el Fox, tres cuartos de lo mismo. En Fox he ido también a ver el lago Matheson, que casi me ha gustado más que el glaciar. 











    No hace mucho frío, pero llueve todo el tiempo, así que las tardes las aprovecho para pillar un buen sitio lo más cerca posible de la chimenea de turno, que afortunadamente hay en todos los albergues por aquí, y escribir. También para hablar con los otros huéspedes, aunque empiezo a estar un poco harta de tener siempre la misma conversación: de donde eres, hacia donde vas, cuanto tiempo llevas aquí, dónde has estado……

    Como podréis observar, he resuelto (de una forma un poco chapucera, también es verdad, pero efectiva) el maldito problema de la y. La solución me ha venido de donde menos me los esperaba, de mi amigo Rigel, que ni siquiera sabía que leyera mi blog. Tan sencillo como cortar y pegar. Es un poco engorroso, pero al menos me saca del apuro. Eternamente agradecida. Cómo no se me había ocurrido antes¡. Mi amigo Migue, que tantas veces me ha solucionado este tipo de problemillas, me dijo que usara el teclado virtual que viene con el Windows, pero no he sido capaz de encontarlo.

   En Auckland conocí a una chica francesa que también está dando la vuelta al mundo, curiosamente con unos destinos casi calcados a los míos, pero a la inversa. Ella empezó por Sudamérica, luego la Isla de Pascua, Nueva Zelanda, Australia y Asia para el final. Me encantó compartir impresiones con ella, ver que tenemos problemas semejantes. Ella también tiene un blog. Coincidimos las dos en la falta de tiempo, en que nadie cree lo laborioso que es viajar así, todo el rato buscado alojamiento, informándote sobre el próximo destino, buscando medios de locomoción para desplazarte, intentando conectarte para publicar. Un curro. Me encantó hablar con ella.

   Mañana, autobús a Queenstown. Por cierto, esto del flexipass, una porquería. Mientras en Australia con Greyhound no tuve ni un solo problema, el flexipass me está resultando engorroso de gestionar y, además, de flexible no tiene precisamente nada. No estoy nada contenta.

   Cada vez que me monto en un autobús, compruebo divertida que la edad de los viajeros es inversamente proporcional a la distancia que los separa del conductor. Quién no se acuerda de cuando era joven, que te ibas directamente al último asiento.
 Espero que mañana no haya ninguna pareja madura que me quite mi sitio en primera fila.
  

domingo, 21 de julio de 2013

AUCKLAND, ROTORÚA, TAUPO

Pōkarekare ana
ngā wai o Rotorúa, 1
Whiti atu koe hine
marino ana e.

E hine e
hoki mai ra.
Ka mate ahau
2
I te aroha e.

Tuhituhi taku reta
tuku atu taku rīngi,
Kia kite tō iwi
raru raru ana e.

Whati whati taku pene 3
ka pau aku pepa,
Ko taku aroha
mau tonu ana e.

E kore te aroha
e maroke i te rā,
Mākūkū tonu i
aku roimata e.




   Todo el sol de Cairns se me consumió en ese primer domingo de llegada. En el hostel, con cualquiera que hablaras te contaba lo mismo, que estaba esperando a llegar a Cairns para ponerse la ropa de verano i disfrutar del sol. Pero nuestro gozo en un pozo.

 La lluvia es casi constante, aunque al menos no hace frío.Las ciudades eminentemente turísticas como Cairns, resultan un poco tristonas cuando llueve. Tuve que posponer mi excursión de snorkel por el mal tiempo, pero un par de días después me decidí i fue un desastre. Lluvia, frío i unas olas enormes. Así que lo que he hecho básicamente es dar largos paseos por la orilla del mar i preparar el siguiente destino, Nueva – Zelanda. 

   La gente, como siempre, increíblemente amable i cooperadora. Cuando fui a comprar la guía de Nueva Zelanda, me quedé helada cuando vi el precio. Estuve un rato charlando con el librero, que me preguntó sobre la crisis en España, i el hombre me hizo una buena rebaja e incluso me regaló un libro. No puedo contar las veces que me ha pasado algo similar con los australianos. Más de una vez que he estado perdida con el mapa en la mano se ha acercado alguien a mí antes siquiera de que pudiera preguntar.

   El albergue está mui bien, la verdad es que todo el país está perfectamente organizado para viajar por tu cuenta, tanto en cuanto al transporte como al alojamiento. Siento de veras que mi estancia haia sido tan fugaz, me hubiera gustado mucho profundizar más, pero estoi casi convencida de que volveré. Me gustaría mucho pasar un tiempo aquí, i si quiero tener la experiencia de vivir en un país extranjero, a ser posible de habla inglesa, éste me parece un buen sitio, aunque quién sabe, las cosas cambian mucho de ser un viajero a ser una inmigrante en busca de un trabajo. I luego está el gusto inflexible por las normas que se gastan por aquí. Si tuviera que buscar algún defecto, creo que sería ese.
  Desde el poco tiempo i el poco contacto que he tenido con ellos, los australianos me ha parecido que se creen más ingleses de lo que son i menos americanos de lo que parecen.Creo que abrazan el modo de vida americano en todas sus facetas sin ser mui conscientes de ello. Pero son una gente estupenda, me encanta su sentido de la solidaridad, del que he sido testigo en varias ocasiones i su respeto reverencial por la naturaleza. Hacer senderismo (tramping, como lo llaman aquí), acampada o cualquier variación de actividad  al aire libre es en Australia más que una religión. Los australianos dan la impresión, desde fuera, de estar convencidos de vivir en el lugar correcto, de la forma correcta i ser conscientes i felices por ello. Aunque aquí también tienen sus cadáveres en el armario. No hai más que ver las calles de Cairns recorridas a según que horas por aborígenes anestesiados con alcohol i subsidios.

   Es aquí, en Cairns, donde más he notado la presencia de aborígenes, una vez más no sé si es mi percepción. Es un tema  que me hubiera encantado hablar con alguien documentado, pero no he tenido ocasión i , además, mi inglés no creo que me permitiera mantener una conversación a ese nivel. Prometo documentarme cuando tenga tiempo. Mi impresión, desde mi ignorancia absoluta del tema i desde el tiempo tan limitado que he estado aquí, es que hai una especie de mala conciencia por el pasado, i una voluntad profunda de intentar compensar la atrocidades cometidas, tanto por parte de las autoridades, como por parte de la sociedad. Lo que no veo tan claro es que sirva realmente para algo, aunque quiero pensar que sí.
   Es difícil borrar de la memoria colectiva el cúmulo de atrocidades cometido i sus consecuencias a largo plazo. A mí me parece que  la comunidad aborigen es como esos niños que en su infancia tuvieron que vivir cosas horribles de sus padres i que de maiores, a base de terapias i apoio de todo tipo, son capaces de llevar una vida casi normal, pero siguen arrastrando esa carga, esa rémora irremediable que ninguna terapia puede borrar. No hai más que verlos vestidos con ropas occidentales comprando en el súper, para ver lo fuera de lugar que están. Más incluso que io. Pero esto son solo observaciones de una turista , i probablemente esté equivocada. 

  I ahora, en Auckland, viviendo en una casita de muñecas. Por aquí tienen la extraña costumbre de hacer las casitas de muñecas a tamaño real, i io vivo en una. Este es probablemente, uno de los mejores sitios en los que me he alojado durante todo mi viaje. Una casa victoriana en una zona cerca del centro, toda llena de casas similares, con un ambiente increíble. Tiene hasta un piano en la sala de estar i muchos de los huéspedes se sientan de cuando en cuando a tocarlo.  El jardín da directamente a un parque precioso, el parque del oeste, como en mi barrio, pero bastante más bonito . Mi habitación tiene unas vistas soberbias i una chimenea enorme tallada en madera, una decoración digna de un cinco estrellas, vamos. I cuatro camitas, una en cada testero, nada de literas. Parece que esté en una escena de Mujercitas, si no fuera por el individuo gordo que ronca enfrente mía. 


 Lo mejor es que está perfectamente organizado todo para facilitarte la estancia i para facilitar también la convivencia. Por ejemplo, el domingo se organizó una comida en la que cada uno aportaba algo que hubiera cocinado i luego se compartía. Este tipo de cosas facilita mucho que te relaciones con los demás.

   A mí se me olvidó por completo i como era domingo no pude comprar los ingredientes para cocinar algo, así que tuve que comprarlo,i me dio mucho corte porque la gente se lo curró en serio.No me lo podía creer, no me esperaba para nada que la gente fuera a cocinar cosas tan elaboradas. Fue mui divertido.

  He encontrado una pandillita de gente de la que a mí me gusta, con ganas de reírse de todo i pasarlo bien. Un poco gamberros, es verdad, pero mui divertidos. Una noche les dio por preguntar a todo el mundo la traducción de "pipi calzaslargas" en su idioma materno. No moríamos de la risa.Sobretodo con los japoneses, era un trabalenguas¡. Geniales. Eso también a influido para que estuviera tan a gusto en este sitio,claro.






 A lo largo de todo este tiempo me he ido encontrando de todo, unos alojamientos con habitaciones estupendas pero con baños incomodísimos, otras donde no había forma de encontrar un enchufe para cargar el teléfono. Una de las cosas que más me molesta es tener que “alquilar” la cubertería i los platos. Me parece de lo más fastidioso, además de absurdo. I otra cosa que me mata es la costumbre de ir poniendo la información en cartelitos dispersos a lo largo del lugar. Joé, dadme un folleto con toda la información, o poned todos los cartelitos juntos, que a veces me encuentro leyendo algo interesante cuando ia estoi por salir. Pero lo peor es los sitios donde no te dan el desaiuno i tampoco te ofrecen dónde tomarlo. Recuerdo en Herbei Bai que tuve que caminar durante un montón de tiempo para encontar un sitio donde tomar algo o comprar comida.

   Hacía mucho tiempo que no viajaba de esta forma i la verdad es que le he cogido el gusto enseguida. En general es agradable porque conoces i compartes más tiempo con la gente i tanto en Australia como en Nueva Zelanda está todo perfectamente preparado para este tipo de turismo. Diría que en Auckland hai tantos alojamientos para mochileros como hoteles convencionales.

   Auckland me parece la hermana pequeña de Sidnei, i no precisamente por el tamaño. Parece una ciudad inspirada en la otra en casi todo, con su bahía, su puerto, sus muelles. Aparentemente hai muchos más inmigrantes que allí, sobre todo árabes, hindúes i también muchos sudamericanos. Creo que obtener la visa para trabajar es mucho más fácil aquí que en Australia. Me ha parecido una ciudad agradable i fácil. Vivible. Sin embargo, encuentro que le falta algo, aunque no sabría concretar exactamente qué.




 Io no entiendo nada de rugbi, evidentemente, pero aquí todo el mundo parece hablar contínuamente de ello. Incluso sin comprender la maior parte de lo que dicen, hai dos palabras "All Blacks" que escucho constantemente.A mí me hace acordarme todo el tiempo(no sólo por el rugbi) de "Invictus". Qué peliculón

    En Nueva Zelanda no funciona la compañía de autobuses que he usado en Australia i que me ha ido tan bien, así que aquí, después de preguntar a todo el mundo i fisgar un poco por la red, me he decidido a comprar lo que llaman el “flexipass”, que es un billete de autobús que te permite recorrer prácticamente todos los sitios de interés del país i que en lugar de por kilómetros como en Australia, se compra por horas. También me vale para coger el ferri que cruza de la isla norte a la sur. Había otras compañías un poco más caras que te ofrecían también explicaciones del conductor i algunos tours, pero para no enterarme de nada, he preferido coger esta opción, que es más barata. Además, un montón de gente me ha dicho que funciona mui bien.



   Ahora la duda es hasta donde me permitirá bajar el tiempo. Tengo intención de llegar hasta Milford Sound, que está mui al sur, pero no sé si podré soportar el frío, así que prefiero no reservar nada por adelantado, no vaia a pasarme como con el snorkel fallido en Cairns. He comprado algunas ropas térmicas, pero no sé si será suficiente.

   Por primera vez en todo mi viaje, he perdido un autobús. Resulta que había cambiado la hora de Australia en el reloj pero no en el móvil, i como el reloj se me ha roto, me guié por el móvil i llegue dos horas tarde.Me dio una rabia tremenda, pero me lo tomé con filosofía, cogí el siguiente autobús i aproveché el tiempo para ver algunas cosas de Auckland que no me había dado tiempo. Hacía un día espléndido i cogí un autobús que da una vuelta por las afueras por un par de dólares. Los suburbios de Auckland son una inmensa maqueta de casitas victorianas.
   En el camino hacia Rotorúa, continuo teniendo todo el tiempo esa impresión de haber cambiado de escala a 1:12 i estar desplazándome a lo largo de una de esas maquetas que ponen para los trenecitos de juguete. En cualquier momento me parece que vaia a pasar el Ibertrén. Cualquiera que me conozca un poco sabe que me fascinan las miniaturas, o más bien, cualquier cosa a distinta escala que la normal. Así que estoi felíz de estar viviendo dentro de una. Todo, desde los árboles hasta las vacas (que son peludas i suaves, como Platero) i las ovejas,  parecen estar colocados en el sitio exacto para hacer bonito. Supongo que también influie el sol que luce i el cielo azul, que acentúan el verde absoluto que cubre casi todo. Es increíble la sensación de paz que transmite contemplar estos paisajes. Es el país perfecto para recorrerlo con una autocaravana. Te dan ganas de pararte cada cinco metros.

   Cuando estoi llegando a Rotorúa, lo primero que me recibe  es un intenso olor a azufre. Hai una zona llena estanques de diversos tamaños de los que sale humo por la temperatura del agua. Sale humo de las alcantarillas, e incluso de los jardines de algunas casa que tienen también algún manantial. Es un espectáculo curioso. Toda la ciudad está rodeada de termas i zonas de actividad volcánica.

   Como he perdido casi cinco horas por no coger el primer autobús, llego mui tarde i no puedo hacer nada ese día. Bueno, mui tarde son las seis, que aquí a las cinco i media más o menos ia no hai nadie por las calles i parece que son las cuatro de la madrugada. Voi a comprar algunos comestibles al countdawn (la versión kiwi del Woolwhorth) i reservo los tours para los días siguientes.El hotel es una especie de contenedor prefabricado i la habitación es minúscula, pero está limpio i la recepcionista, Sue, es encantadora. Aprovecho también para hacer la colada, que ia me estaba quedando sin ropa limpia. De noche, la temperatura cae en picado.

   En las cuevas de Waitomo, la primera visita que he hecho en Rotorúa, he vivido uno de los momentos más emocionantes de mi vida. En un pequeño barquito, sobre un río subterráneo, en la más completa oscuridad.Escuchar el sonido cristalino de las gotas de agua caiendo ampliado por el eco, sintiendo una brisa suave i fresca proveniente del interior de la tierra, mirar hacia el techo i ver cientos de luciérnagas brillando, como si emularan un firmamento interior ha sido absolutamente mágico. Emocionante. Me encantaría poder describir con palabras toda esa belleza, pero es tan difícil. Ojala supiera hacerlo. Pero por favor, cerrad los ojos e intentad imaginarlo.

  A pesar de que el recorrido por la cueva ha sido hermoso de verdad, i la visita a la otra cueva, Ruakuri, con cañones, cascadas, ríos subterráneos, maravillosas formaciones de caliza i una entrada por una rampa en espiral impresionante que desciende quince metros, también lo ha sido. A pesar de la espiritualidad de que dicen que está rodeada (es una zona sagrada de los maorís). A pesar de todo eso, para mí nada ha sido comparable con el momento del firmamento de luciérnagas.

   Pero también tengo que decir, aunque se disuelva parte del encanto, que las luciérnagas pierden mucho vistas de cerca. Las autóctonas de aquí de Nueva Zelanda son, cuando hai luz, unos gusanos bastantes asquerosillos, que tejen unos hilos como los de las arañas. I lo que brilla, en realidad es la caca que hai en su estómago, que les sirve para atraer los insectos de los que se alimentan. Cuanta más hambre tienen, mas brillan. Una explicación algro prosaica i escatológicapara algo tan bonito, pero así es la vida.

   Por supuesto, hai experiencias para todos los gustos i hai quien prefiere recorrer la cueva haciendo rafting en la oscuridad (black water rafting, le llaman aquí). Tengo la sensación últimamente de que la gente no sabe divertirse si no es jugándose el pellejo. Hai una especie de fiebre por tirarse atados a una goma por los sitios más inverosímiles o rodar por laderas escarpadas metidos en una esfera de plástico…cada vez encuentro más variedades, a cual más descabellada. Supongo que tiene que haber una explicación, quizás en un síntoma de esta sociedad enferma, en la que la gente necesita cada vez estímulos más extremos para generar adrenalina i no aburrirse.
   También he hecho un recorrido por un bosque lleno de helechos gigantes i cascadas. En el grupo va una chica chilena, Begoña, que es encantadora. Es tremendamente agradable poder compartir toda esta belleza con alguien. Con alguien que te entienda i a quien entiendas, me refiero.

   En este hostel hai wifi gratis, pero como la clave tiene una i griega, no puedo usarlo, así que no puedo publicar.Es difícil la vida sin la i griega. La echo de menos.
  Al día siguiente voi a Wai-O-Tapu, una zona con una actividad volcánica espectacular que ha conformado un paisaje mui particular, todo lleno de cráteres, lagos de barro en ebullición, geisers i aguas coloreadas por los minerales. La maioría de los nombres son tipo "la guarida del diablo", "el baño del infierno" i cosas así. La verdad es que el lugar tiene un aire algo dantesco. Por no hablar del olor, claro.









   Hoi también he tenido suerte i he estado prácticamente todo el día con una chica francesa, Cécile, que habla bastante bien español. Io le hablo en francés, ella me habla en español, i cuando no hai forma de entendernos,inglés. Ha sido mui divertido. Nuestra guía es una maorí de unos cincuenta años, con un sentido del humor fantástico, que ha alucinado cuando se ha puesto a cantar el Pokareare Ana (una canción popular) en maorí i io la he seguido. Luego le he explicado que tengo una amiga kiwi que me la enseñó i que me encanta,me parece conmovedora. Es el tipo de canción que te hace nudo en la garganta sin saber mui bien por qué. Cuenta la típica historia que hai en todas las culturas, similar a Romeo i Julieta, pero con final feliz)

   Tenía que hacerlo. Aunque sea una frikada, he ido a Hobitton i a un hangi, una fiesta maorí, para turistas, claro. No tenía mucha fe en ninguna de estas dos actividades, i sin embargo, sorprendentemente, me han gustado bastante.





No sé pa qué me agacho..





   El maior atractivo de Hobbiton no está en los decorados del rodaje, que son mui bonitos pero supongo que sólo merecen una visita si eres una fan de Tolkien o de Peter Jackson, si no en el entorno. Están dentro de una granja de ovejas enorme que toda ella asemeja el decorado de una película. No parece que puedan ser naturales unos paisajes tan bellos, pero lo son. Como siempre, una pena lo mío con las fotos, pero no le cojo el truco a esta cámara, que le vamos a hacer.

   I en cuanto al hangi, la fiesta maorí, como iba preparada para lo peor, me pareció mui bien.  Te enseñan cosas de sus costumbres, su forma tradicional de cocinar, los tatuajes,los bailes, la música. Una pena que el grupo fuera tan grande. Me sentí como los guiris que van a un tablao flamenco, pero
sólo por el hecho de verles bailar i cantar el haka de guerra merecería la pena. Me encanta. Me pasaría horas viéndoles i escuchándoles.

Ka mate, Ka mate, Ka ora, Ka ora..


   Rotorúa está sobre una zona de una actividad volcánica mui potente. Las piscinas humeantes que vi desde el autobús el día de mi llegada son un parque que se puede visitar gratis. Los cráteres de barro borboteante suenan igual que una olla de puchero hirviendo, pero huelen bastante menos apetitoso¡
 El paisaje circundante también me parece como si la tierra se hubiera echado a hervir i de repente se hubiera solidificado i cubierto de hierba. Es una sensación extraña vivir sobre una olla de puchero, pero aquí nadie parece preocuparse mucho por ello. Ni io tampoco. Dónde fueres... Además, tienen la humorada de poner nombres como "Lava-Bar","Sísmico restaurant" o parque infantil "Volcánico".








   En el autobús  que me lleva a Taupo tengo la inmensa alegría de reencontrarme con Cécile, que tenía que haber salido ayer hacia Wellington pero al final no lo hizo. El traiecto es corto, pero aún así es bastante más agradable hacerlo acompañada.

   En todos los desplazamientos he observado que hai muchos cementerios cerca de la carretera, no sé si será casualidad o tendrá algún propósito. Son mui bonitos, en plan inglés, con un encanto descuidado i romántico.

   Aquí no parecen tomarse demasiadas molestias por buscar una mínima armonía arquitectónica en las ciudades, al menos en las que he visto hasta ahora. Igual es por qué están rodeados de tanta belleza natural que ia no necesitan más. 

   Por más que pregunto por una forma alternativa de visitar el Parque Natural Tongariro sin hacer el Alpine Crossing(que me suena horrible, a mucho frío i cansancio) nadie me da razón. Así que no me queda más remedio que hacerlo i esperar sobrevivir. Tengo que estar lista a las cinco de la mañana (uhmmm) para ver si el tiempo permite cruzar. 
A las cinco del día siguiente me dice el recepcionista que hai via libre i no sé si alegrarme o entristecerme.A las cinco i media nos ponemos en camino. En el autobús los guías nos dan la ropa i los accesorios necesarios (botas, polainas, crampones..).

   Como me esperaba, ha sido una ruta mui dura, debe ser mui agradable hacerla en verano, pero ahora, con la nieve por la rodilla en muchos tramos, a mi me ha venido larga. En el grupo iban tres chicas japonesas i una de ellas iba todo el tiempo diciendo que no podía más.Ha retrasado muchísimo a todo el grupo. A mí me ha matado, porque io prefiero ir despacito pero sin parar mucho, me rompe totalmente el ritmo i hemos tardado cerca de tres horas más de lo normal, así que he terminado exhausta. Pero, desde luego, la experiencia merece la pena, aunque el día haia estado un poco nublado i las vistas no han sido tan espectaculares como en un día claro.







Escalar un volcán tiene la ventaja de que cuando llegas a la cima, te sientas i tienes el culo calentito









   El lago de Taupo es el más grande de Nueva Zelanda i está situado justo a la mitad de la isla norte. Es tan bonito verlo desde arriba como pasear por su orilla. I aquí también hai mucha actividad sísmica, claro. Ahora mismo, mientras escribo esto, ha habido un temblor de tierra. Cuando se lo hago notar a la recepcionista, me señala el cartelito con el nombre del hostel que pende de dos cadenas ancladas al techo, que está moviéndose animadamente de una lado a otro i se ríe mucho. No entiendo mui bien lo que dice, pero debe ser mui gracioso. Io, francamente, no acabo de verle la gracia.